1.- Se Considera que se debe honrar a San José con el afecto del corazón.
¡Cuan digno de ser honrado es San José! Si la virtud y santidad, si la bondad y la liberalidad roban el corazón, tanto, que se siente uno como necesitado al amor de quien está adornado de ellas, ¿quién, después de Jesús y María, puede merecer mejor nuestro amor que San José? ¿Quién más santo que él? ¿Quién más perfecto en todas las virtudes? ¿Quién más afable y compasivo? ¿Quién más liberal y generoso en distribuir gracias y favores? ¿Quién más dulce y amoroso?
¡Cuan digno de ser honrado es San José! Si la virtud y santidad, si la bondad y la liberalidad roban el corazón, tanto, que se siente uno como necesitado al amor de quien está adornado de ellas, ¿quién, después de Jesús y María, puede merecer mejor nuestro amor que San José? ¿Quién más santo que él? ¿Quién más perfecto en todas las virtudes? ¿Quién más afable y compasivo? ¿Quién más liberal y generoso en distribuir gracias y favores? ¿Quién más dulce y amoroso?
Nada hay de austero en el santo Patriarca, nada que infunda temor: al contrario, todo respira en él benevolencia, amabilidad, benignidad y dulzura. ¡Oh santo mío: al con-templaros al lado de vuestra purísima esposa María, ya cuando la conducís a Belén y allí os afanáis a prepararle un albergue, y no hallándolo, os alojáis en un establo!; ya cuando con ella vais al templo, o peregrináis a Egipto; o cuando en su compañía trabajáis en el taller de Nazaret: al contemplaros con el amado Niño en los brazos, y que lo estrecháis amorosamente contra vuestro corazón, y él se os abraza al cuello, y es hace caricias, y os da tiernos besos; ¡oh cuán amable me parecéis, dulcísimo Patriarca! ¡Oh, mi corazón queda aprisionado de vuestra bondad!
Vos siempre dulce, manso, sereno y afable, ¿cómo no os debo amar? Sí, amado santo mío, os amo con todo mi afecto: y, después de Jesús y María, a vos ofrezco y consagro todo mi corazón.
Creo que con amaros doy grandísimo gusto a vuestra dulcísima esposa, y causo gran placer a vuestro amado hijo, los cuales, como aman a Vos más que a toda otra criatura, no pueden menos que agradarse de que yo mucho os ame. ¡Ojalá os amase yo con el mismo amor de Jesús y María, y pudiese atraer a todos los hombres a vuestro amor, oh santo amabilísimo!
2.- Se debe dar culto especial a San José con las obras, La prueba sincera del amor son las obras. Por lo cual, considera que la devoción de San José debe ser en ti conservada, alimentada y manifestada con los obsequios, que le pueden ser gratos y aceptos. Venerar sus imágenes, visitar sus altares, invocar su nombre, hacer memoria de sus dolores y alegrías, hacer triduos y novenas en preparación de sus fiestas; santificar en su honor el mes de marzo y los siete domingos siguientes; consagrarle tu persona y cuanto te pertenece; pro-mover su culto con exhortaciones, con libros e imágenes; dar limosna en su obsequio; oir la santa Misa, uniendo tu intención a la que tuvo el santo Patriarca cuando ofreció al eterno Padre la sangre preciosísima que Jesús derramó en la circuncisión, y cuando hizo en el templo el ofrecimiento del Divino Niño el día que fué la Virgen a cumplir la ley de la purificación; he aquí los obsequios, con que puedes mani-festar al santo el afecto que le tienes y la reverencia que le profesas.