.

lunes, 12 de enero de 2015

CARTAS DEL EXMO. E ILMO. SR. ARZOBISPO DE QUITO



Cartas del Exmo. e Ilmo, Sr. Arzobispo de Quito.

NOS, JOSÉ IGNACIO ORDÓÑEZ,
por la gracia de Dios y de la Santa Sede
Arzobispo de Quito
 
Entre las muchas devociones, con que los fieles de la Iglesia Católica honran al glorioso Patriarca Señor San José, una es la que se conoce con el nombre de Culto perpetuo de San José. Consiste esta devoción en que todos los días del año se rinda culto especial al castísimo esposo de la Virgen Inmaculada; para cuyo fin se congregan y asocian trescientas sesenta y cinco personas, entre las cuales se distribuyen los días del año, tocando un día respectivamente a cada persona. Como esta devoción es tan agradable a Dios nuestro Señor, y tan provechosa a las almas, Nos deseamos verla cuanto antes establecida en nuestra ciudad metropolitana, y de hecho la establecemos, por medio de este Auto, confiando al señor presbítero doctor don José María Terrazas, dignidad de Maestrescuela de nuestra Iglesia metropolitana, el encargo de elegir y escoger el número necesario de las personas que deben componer la asociación del Culto perpetuo de San José en la ciudad de Quito.

Como, además, la práctica del Culto perpetuo ha sido, no solamente aprobada por la Santa Sede, sino también enriquecida con muchas indulgencias, según consta del Rescripto expedido por Pío IX el 20 de junio de 1856, y de las Letras Apostólicas publicadas en forma de Breve por el mismo Papa, el- 5 de julio de 1861; declaramos que la asociación del Culto perpetuo de San José establecida en Quito, recibe nuestra aprobación solemne; y, mediante ella, las personas que la compongan podrán ganar las gracias e indulgencias concedidas por la Santa Sede, con tal que cumplan las condiciones siguientes:


1- Confesar y comulgar sacramentalmente el día, que a cada una tocare celebrar la práctica del Culto perpetuo.

2- Oír ese día la santa Misa.

3- Hacer un rato de meditación, conforme lo permitan las ocupaciones, sobre los dolores y gozos del santo Patriarca.

4- Pasar el día en retiro interior todo lo posible, abstenerse de toda diversión y pasatiempo donde haya concurrencia, y dirigir á menudo alguna jaculatoria á Sari José.

5- Hacer alguna mortificación interior o exterior y dar alguna limosna, si puede ser a una familia pobre, en memoria de la Santa Familia de Nazaret.

6- Visitar una imagen de San José, y rezar siete veces el Padrenuestro, Ave María y Gloria en memoria de sus dolores y gozos.

7- Hacer la visita al Santísimo Sacramento y a una imagen de la Virgen María.

Cuando sobrevenga algún inconveniente, las visitas pueden practicarse desde casa.

Dado en Quito, a 11 de febrero de 1888. Firmado de nuestra mano y refrendado por nuestro Secretario.

JOSÉ IGNACIO,
Arzobispo de Quito.

FEDERICO GONZÁLEZ SUÁREZ,
Secretario.


NOS, JOSÉ IGNACIO ORDOÑEZ,
por la gracia de Dios y de la Santa Sede
Arzobispo de Quito.

A fin de que se propague más y más en nuestra Archidiócesis la devoción del glorioso Patriarca San José, castísimo esposo de la Inmaculada Virgen María, hemos tenido a bien dar al Sr. Dr. José María Terrazas, dignidad Maestrescuela de nuestra santa Iglesia metro politana, la facultad de establecer, por sí mismo, o por medio de los venerables señores Párrocos en todos los pueblos de la Archidiócesis, las prácticas piadosas que se conocen con el nombre de "Culto perpetuo de San José"; y exhortamos y mandamos a todos nuestros venerables señores Curas que la establezcan en sus respectivas parroquias y que cuiden de encender a los fieles en el amor a Dios nuestro Señor, valiéndose del auxilio eficaz de la devoción a San José, cuyo poderoso patrocinio, entre otros efectos saludables, tiene el de alcanzar a las almas gracias abundantes para perseverar en el divino servicio. Con esta ocasión volvemos a recomendar a nuestros venerables Párrocos que hagan comprender a los fieles cuál es el espíritu de la verdadera devoción a San José, exhortándolos a proponerse como perfecto modelo y dechado de todas las virtudes al glorioso Patriarca. Hemos de procurar aprender del castísimo esposo de la Virgen María la humildad profunda, la oración continua, el amor y la consagración al trabajo, huyendo de las diversiones pecaminosas y buscando en el ejercicio de las sólidas virtudes cristianas la santificación de nuestras almas.

Dado en Quito, a 15 de abril de 1888.

JOSÉ IGNACIO
Arzobispo de Quito.
 
FEDERICO GONZÁLEZ SUAREZ
secretario

 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario